En este artículo vamos a explicar el pasaje de Hebreos 10:26, el cual ha sido mal interpretado por mucho tiempo en muchas iglesias.
El pasaje dice así:
Si con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados
Hebreos 10:26 (RVC)
A simple vista el versículo parece decir que si una persona peca voluntariamente después de haber conocido la verdad (a Cristo), ya no queda más sacrificio por los pecados, es decir, ya no hay más perdón para esa persona.
Entonces se predica que un cristiano no debería pecar más. O que si comete ciertos pecados después de haber llegado a Cristo, ya no hay más sacrificio por sus pecados. O que si un cristiano vive pecando constantemente en lo mismo, ya no queda más sacrificio por sus pecados.
En otras palabras, se dice que si una persona llega a Cristo, y luego peca de nuevo en algo grave, ya no hay más perdón.
El contexto de Hebreos
Debo decir que toda esa interpretación del versículo es incorrecto, no solamente porque no considera el contexto del versículo, sino también porque no es consistente con el resto del Nuevo Testamento.
Veamos primero el asunto del contexto. Este pasaje se encuentra en el libro a los Hebreos. Es decir, está escrito a judíos. Aunque nosotros como cristianos aprendemos mucho de este libro. En segundo lugar, el autor del libro es desconocido. Algunos dicen que pudo ser escrito por Pablo, el problema es que la carta no está escrita al estilo de Pablo.
La razón que se piensa que pudo ser Pablo, es porque el escritor de Hebreos tenía mucho conocimiento de la Ley de Moisés. Por lo tanto tuvo que haber sido escrito por un fariseo o escriba que llegó a Cristo. Entre los discípulos de Jesús no hay buenos candidatos porque ellos era simples pescadores.
Pablo era un fariseo muy griego, y es por eso que sus cartas tienen un estilo muy griego. Mientras que Hebreos tiene un aire judío. Es por eso que la carta debió haber sido escrita por un ex-fariseo o escriba que llegó a Cristo, muy probablemente oriundo de Jerusalén.

Los temas principales
Entre los temas principales de la carta a los Hebreos tenemos una defensa de porqué Jesucristo es superior, no solamente ante los ángeles de Dios, sino también como Sumo Sacerdote ante Dios.
También se comparan los sacrificios continuos en la Ley de Moisés con el sacrificio de Cristo, y el autor demuestra porqué el sacrificio de Cristo es suficiente para nuestros pecados, por lo tanto ya no es necesario seguir con los sacrificios de animales.
Cuando llegamos al capítulo 8 de Hebreos, el autor dice:
Pero nuestro Sumo Sacerdote ha recibido un ministerio mucho mejor, pues es mediador de un pacto mejor, establecido sobre mejores promesas.
Hebreos 8:6
Sigue diciendo:
Pero Cristo vino ya, y es el sumo sacerdote de los bienes venideros, a través del tabernáculo más amplio y más perfecto, el cual no ha sido hecho por los hombres, es decir, que no es de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por medio de su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo, y así obtuvo para nosotros la redención eterna.
Hebreos 9:11-12
La comparación más directa entre los sacrificios de animales y el sacrificio de Cristo lo vemos aquí:
Si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas sobre los impuros, santifican para la purificación de la carne, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará de obras muertas nuestra conciencia, para que sirvamos al Dios vivo!
Hebreos 9:13-14
Luego en el capítulo 10 se hace esta advertencia:
Pero con estos sacrificios, cada año se hace memoria de los pecados, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados
Hebreos 10:3-4
Respecto a Cristo dice:
Por esa voluntad somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una sola vez y para siempre.
Hebreos 10:10
Pero Cristo, después de ofrecer una sola vez un solo sacrificio por los pecados, para siempre se sentó a la derecha de Dios,
Hebreos 10:12
Así, de esta manera, iniciando desde el capítulo 8 hasta el 10, podemos ver el contexto de lo que se viene hablando. Una comparación entre los sacrificios del Antiguo Testamento, con el sacrificio de Cristo, el cual es el único que quita el pecado.
Entonces se advierte que el sacrificio de animales ya no es válido. Ya no tiene ningún efecto. Estamos bajo un nuevo pacto en Cristo. Y es aquí cuando llegamos a Hebreos 10:26
Si con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados
Hebreos 10:26
¿Qué está diciendo con esto? Que si seguimos pecando, después de haber llegado a este conocimiento de Cristo, ya no queda más sacrificio… esto es… de animales. Ya no hay más sacrificios para nuestros pecados, porque el único que es válido es el de Jesucristo.
La advertencia es no rechazar el sacrificio de Cristo, porque si siguen confiando en los sacrificios de animales, ya no hay más justificación por esos medios.
El autor sigue advirtiendo en los versículos posteriores:
Cualquiera que desobedece la ley de Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren en su contra. ¿Y qué mayor castigo piensan ustedes que merece el que pisotea al Hijo de Dios y considera impura la sangre del pacto, en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia?
Hebreos 10:28-29
Por lo tanto, siguiendo el curso normal de lectura bíblica, respetando el contexto de lo que el autor realmente está tratando de decir, podemos concluir lo siguiente:
Si los judíos, que antes guardaban la Ley de Moisés, y ahora han llegado a Cristo, deciden volver a confiar en los sacrificios anteriores, ya no queda más sacrificio por sus pecados. Porque ese pacto ya no está vigente, y el nuevo pacto en Cristo es el que cuenta.
Es por eso, que al volver a confiar en los sacrificio anteriores, es básicamente pisotear al Hijo de Dios y despreciar la sangre del pacto en Cristo.
Apostasía
Este pasaje también es una advertencia contra la apostasía. Lo cual es abandonar la fe en Cristo. Si los judíos abandonan la confianza en el sacrificio de Cristo, ya no hay otro sacrificio que pueda justificar sus pecados.
Pero eso no significa que si un cristiano, peca, ya no hay más sacrificio por sus pecados. Eso es una interpretación muy peligrosa, porque muchos cristianos van a pecar, y luego van a pensar que ya no tienen perdón. Lo cual no es cierto.
El apóstol Juan dice:
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Juan 1:8-10
Por lo tanto, siempre hay perdón para la persona que se arrepiente. Eso no significa que podemos andar abusando de la gracia de Dios. Pero tampoco hemos perdido la oportunidad de ser salvos.